lunes, 25 de enero de 2021

Comprensión lectora

 


Comprensión Lectora Semana del 25-01-2021  al  29-01-2021

Lectura del Estudiante, respetando los signos de puntuación y entonación. Luego en su cuaderno, contestará las actividades de comprensión lectora.

Lunes 25-01-2021

Lectura: “Los dos gallos”

 

En una casa, una anciana criaba dos gallos, que nunca tuvieron un conflicto, compartían el lugar en paz y en armonía. Un día, los gallos salieron a pasear fuera de la casa. De pronto, vieron un enorme gusano que se arrastraba por el camino. Entonces, ambos corrieron para atraparlo, pero antes de que alguno lo cogiera, se miraron creyendo que cada uno tenía derecho a comerse al animal. Por eso, empezaron a discutir. Muchos animales empezaron a acercarse para saber qué era lo que pasaba. Entre ellos, también se asomó un zorro hambriento. Al ver que los dos gallos seguían discutiendo, el zorro dijo: - Para arreglar este problema, es mejor que se peleen y el ganador se llevará el gusano. Todos dijeron que sí. Pero para que la pelea sea justa, los animales presentes nombraron un juez. Y el juez fue justamente el zorro, quien dijo: - La pelea será solo entre los dos. Nadie debe ayudar a ninguno de los gallos.

Todos estuvieron de acuerdo. La pelea fue muy dura. Al cabo de un buen rato, ambos gallos cayeron al suelo de tanto cansancio. Algunos animales que veían la pelea se pusieron a llorar tristemente. Pensaban que los gallos se habían muerto.

En ese momento, nuevamente habló el zorro a todos los animales: - Señores, como ustedes ven, nadie ha ganado. Y nadie se comerá al gusano. Pero a mí me tienen que pagar algo por haber sido juez. Dicho eso, el zorro atrapó a los dos gallos y se perdió entre los árboles de un bosque cercano.

Contesta las preguntas

 1. ¿A dónde salieron a pasear los dos gallos?

2. ¿En qué momento el zorro propuso arreglar el problema?

3. ¿Cómo era el zorro?

4. ¿ Por qué el zorro se llevó los dos gallos?

5. ¿Qué nos enseña este cuento?

Martes 26-01-2021

Lectura: “La desobediencia”

 


 No vayas a cometer imprudencias -le dice a Rubén su mamá, cuando sale para la escuela. No te prendas de los carros, mira que un accidente ocurre en un instante.

Pero Rubén apenas escucha, se sabe de memoria esos consejos, y los sigue sólo hasta doblar la esquina. En cuanto no le alcanza a ver su mamá, empieza a hacer diabluras.

-Las madres se asustan por todo -piensa-, pero yo, que soy listo, no corro peligro alguno. Más de mil veces ha dicho lo mismo y nunca me ha pasado nada.

Justo en ese momento aparece un carro: Rubén salta y se cuelga de la parte trasera del carro. ¡Qué velocidad! Es una delicia. De pronto, un movimiento violento y el niño siente un golpe muy fuerte y pierde el sentido.

Cuando despierta, experimenta un dolor terrible en la pierna izquierda y grita; está en un sitio desconocido, un señor con guardapolvo blanco le está palpando la pierna ensangrentada. Se encuentra en el hospital, tiene una pierna fracturada y tardará mucho en sanar.

¡Qué desesperación la de su mamá cuando ve llegar a su hijo en ese estado!

Durante el tiempo en que estuvo inmóvil, Rubén piensa en los peligros de la desobediencia. Ahora comprende cuánta razón tienen los padres al prohibirnos ciertos juegos que nos parecen divertidos, pero que pueden tener penosos resultados.

Contesta las preguntas de comprensión lectora

1. ¿Qué le decía su madre a Rubén todos los días al salir para la escuela?      

2. ¿Crees qué Rubén era un niño listo?

3. ¿Qué le ocurrió a Rubén y a dónde lo llevaron?

4. ¿Qué lección aprendió Rubén con lo que le ocurrió?

 

Miércoles  27-01-2021

Lectura: “Había una vez un rey”

 


 

Hubo una vez un rey de un país que vivía en tinieblas. No había estrellas. Ni Luna. Ni Sol. Ni siquiera esa amorosa lumbre que consiguen los hombres con sus manos. La causa de aquella oscuridad era la eterna pesadumbre del rey. Porque era un rey triste y descontento de todo.

Muy cerca al reino discurría un claro y límpido arroyuelo. Las aguas eran como el cristal: dejaban ver el fondo de sí mismas. Había piedrecillas azules y helechos multicolores. Y allí iban los hombres en busca de transparencia. Muchas cosas poseía el rey triste.

No castillo, residencias. No vasallos, seguidores. No extensiones de tierra, sí edificios gigantes. No rebaños, sí comercios. Porque era un monarca coronado de bienes.

Sin embargo el rey no era feliz. Le faltaba lo esencial. La ilusión y la alegría. Tan grande era su tristeza que había sumido al reino en la más negra oscuridad.

Ni los sabios, ni los magos lograban desterrar la niebla de aquel lúgubre país.

Muy cerca del arroyo habitaba un pastor. No poseía bienes, ni riquezas pero era amigo del tiempo y de las cosas. Era un pequeño monarca de la felicidad.

Un día inesperado el rey salió de su palacio. Con séquito imperial, con antorchas de luz y fuegos presuntuosos. Se llegaron muy cerca al arroyuelo y el rey logró verse en el agua. Pudo observar el fondo transparente del río. Vio helechos, piedrecillas azules, pececitos brillantes. Descubrió de repente el valor de la luz. Vio su rostro sombrío y taciturno. Percibió al final el contraste entre la oscuridad y la luz y comprendió, de pronto, la razón de sus penas y la causa de la noche sobre la población.

El egoísmo, dijo, tiene formas oscuras.

Pablo, el pastor feliz, acertó a pasar por aquel sitio. Al ver al rey entendió a la niebla y se puso a cantar:

“Quien quiera luz, que entregue el corazón a sus hermanos.

Quien busque el día que le dé siempre forma a la esperanza.

Quien quiera ser feliz se asome al arroyuelo de la vida. Y se ubique en el fondo compartiéndolo todo con los hombres”.

El rey ya no es más rey. La ciudad ha retornado a la luz. Y los días y las noches se suceden y hay muchos hombres cantándole a la vida.

Contesta las preguntas

1.         ¿Qué personaje aparece primero en el cuento?

2.         ¿Cómo era el rey?

3.         ¿Qué había cerca al reino?

4.         ¿Qué produjo la tristeza del rey en su reino?

5.         ¿Por qué la ciudad recibió la luz? Explícalo.

6.         ¿Crees que la riqueza o los bienes dan la verdadera felicidad? ¿Por qué?

Jueves 28-01-2021

Lectura: “Aprender a ser honrados”

Juan, un muchacho de quince años, se había encontrado una billetera dentro de una camioneta, a la que subió para cumplir un encargo de su padre. Él ayudaba a reparar los zapatos en el pequeño taller que habían instalado en la puerta de su casa ¿Qué hacer con ella? Contenía una buena suma de dinero que podía utilizar para provecho propio. Pero el muchacho recordó todo lo que su mamá le había dicho sobre el valor de la honradez. Especialmente vino a su memoria estas palabras: "No me importa que seamos pobres, hijo, pero que tus manos sean limpias. Jamás dejes que se manchen con algunos centavos que no valen gran cosa. Nunca tomes nada ajeno, porque el día que empieces a manchar tus manos nunca más volverán a ser hermosamente blancas como son ahora". Entonces pensó: "Esto no me pertenece. Aquí está la dirección del dueño. Iré a devolverle su billetera".

El hombre vivía en un barrio lejano. Usando los últimos centavos que le quedaban, Juan tomó un autobús que lo dejó cerca. Llegó hasta una casa modesta, donde tres niñitos mal vestidos jugaban con una pelota desinflada, y una pobre mujer lloraba mientras su esposo trataba de explicarle que no sabía cómo había extraviado el salario de la semana.

- ¡Ahora qué comeremos! -repetía entre lágrimas la mujer.

Cuando el hombre vio el noble gesto del joven, y a la vez lo observó modestamente vestido, le dijo:

- Realmente no tenías obligación de devolverme el dinero. Nadie sabía que tú lo habías encontrado. Además con él podías haberte comprado varias cosas que necesitas. Tú no lo habías robado.

- Es cierto, señor -contestó el adolescente-, pero yo no quería vivir con un ladrón dentro de mí. Y ya veo que usted necesita más que yo este dinero.

El hombre lo abrazó y conmovido hasta las lágrimas le dijo:

- A veces yo he robado y me doy cuenta de lo mal que hice. Cuántos niños habrán quedado sin comer por culpa mía, cuántas madres habrán sufrido.

Felizmente ahora tengo un trabajo honrado, y aunque no gano mucho es dinero limpio. Pero lo más importante es que tú, que eres apenas un muchachito, me has enseñado el valor de la honradez.

¡Nunca, te lo prometo, nunca volveré a tocar algo que no me pertenece!

Juan esa tarde tuvo que caminar casi diez kilómetros hasta su casa, pero estaba radiante de felicidad, lleno de ese gozo que sólo sienten los corazones nobles cuando hacen algo bueno.

La ejemplar actitud de este humilde muchacho hace pensar. Ciertamente, el que roba vive con un ladrón dentro de sí mismo. ¿Y qué decir del que miente? ¿No vive acaso con un engañador dentro de su alma? Y otro tanto podría afirmarse del egoísta, del orgulloso, del envidioso, del que practica cualquier forma de maldad.

 Preguntas de comprensión lectora

1. ¿Quién era Juan?

2. ¿Qué pensó Juan luego de hallar la billetera?

3. ¿Cuál fue la reacción del hombre cuando le entregó su dinero?

4. ¿Tú hubieras hecho lo mismo que Juan? ¿Por qué?

 

Viernes 29-01-2021

Lectura. “la unión hace la fuerza”

 

En tiempos lejanos, la Tortuga, el Ciervo, el Ratón y EL Cuervo vivían juntos, unidos por una buena amistad. Cada mañana, mientras el Ciervo, el Ratón y el Cuervo salían a buscar alimentos, la Tortuga bajaba al estanque cercano para pescar peces que servían antes de la comida. Y al atardecer, los cuatro se reunían en la hermosa casita de ramas y hojas que habían construido en el fin del bosque, y allí comían y charlaban alegremente hasta que se cansaban.

Sin embargo, esta vida feliz duró poco. Un mal día, el Ciervo, que andaba paseando por el bosque, regresó asustado y dijo a sus amigos:

- Un cazador, armado de arco y flechas, viene hacia acá. ¡Sálvese quien pueda!

Cundió el pánico entre todos. El Ratón se metió en su madriguera subterránea; el Ciervo se ocultó entre las plantas y el Cuervo voló hasta la copa de un árbol y se escondió entre las hojas. Solo la pobre Tortuga, impotente para moverse con rapidez, no pudo ocultarse a tiempo, por lo que fue apresada por el cazador, que la ató bien con una cuerda y se la echó al hombro.

Cuando ya se había alejado el cazador con su botín, los tres animales salieron de sus escondrijos y tras comentar la desdichada suerte de su amiga, trazaron rápidamente un plan para salvarla.

Acto seguido, el Ciervo se dejó caer como si estuviera muerto en la orilla del estanque y el Cuervo se puso encima de él, como si fuera a comerle. El cazador vio la escena y cayó en la trampa. Dejó en el suelo a la Tortuga, y corriendo se acercó al estanque. Este fue el momento que aprovechó el Ratón para roer la cuerda que apresaba a la Tortuga.

Cuando vieron que el cazador se acercaba, el Ciervo y el Cuervo escaparon raudos, y el hombre se quedó asombrado y perplejo. Pero aún se quedó más sorprendido cuando, renunciando a la esperanza de apoderarse del Ciervo, regresó al lugar en que había dejado la Tortuga y vio que solo quedaban allí los restos de la cuerda con que estaba atada.

Protestando contra la astucia de los animales, el cazador se volvió a su casa con las manos vacías, mientras el Ratón, la Tortuga, el Ciervo y el Cuervo celebraban alegremente su salvación.

Por poderoso y fuerte que uno sea, no puede vencer a los débiles que para defenderse se agrupan sólidamente. "La unión hace la fuerza"

 Preguntas  de comprensión lectora

1. ¿Quiénes vivían juntos y unidos?

2. ¿Por qué la tortuga fue atrapada fácilmente?

3. ¿Por qué el cazador dejó a la tortuga y fue hacia el ciervo?

4. ¿Hicieron bien el ciervo, el cuervo, el ratón al engañar al cazador? ¿Por qué?

5. ¿Es bueno ayudar al amigo que tiene algún problema? ¿Por qué?

6. ¿Qué valores puedes extraer de esta lectura?


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