Comprensión
Lectora Semana del 08-02-2021 al 12-02-2021
Lectura del Estudiante, respetando los signos de
puntuación y entonación. Luego en su cuaderno, contestará las actividades de
comprensión lectora.
Lunes 08-02-2021
Lectura: “El canto de la naturaleza”
Y
así cada noche, antes de terminar la reunión, el viejo roble incentivaba a sus
amigos para cantar y alabar a Dios por haberlos creado. Entonces, todos
cantaban llenos de entusiasmo.
Los
árboles, arbustos y plantas, levantaban muy alto sus ramas, el viento silbaba
moviendo las ramas de los árboles y las aves volaban haciendo rondas y piruetas
en el aire; los grillos frotaban armoniosamente sus patitas y las mariposas
formaban un hermoso manto de colores que ondeaban al son del bello canto. Los
ríos y el mar cantaban con ellos, contagiando su alegría a las nubes y a las
estrellas.
Dios,
recibía con mucho agrado estas manifestaciones de cariño y se sentía muy feliz
cada noche al escuchar el canto de la naturaleza.
Pero,
sucedió que un día llegaron al bosque unos leñadores y buscando un árbol
fuerte, talaron al viejo roble; en su lugar, sembraron un pequeño roblecito
porque ellos sabían lo importante que es mantener nuestros bosques y florestas,
pero esa misma noche, cuando los elementos de la naturaleza se juntaron a
contar sus experiencias, el viejo roble ya no estaba.
Entonces,
una mariposa que tenía hermosas alas, dijo:
- Como ya no está el roble, seré yo quien
presida la reunión-
- ¡Eso sí que no!- contestó una tortuga- yo soy
la más vieja de todos y es a mí a quien corresponde presidir la reunión-
- De ninguna manera- refutó el roblecito que
habían sembrado en la mañana los leñadores - a mí me han puesto en el lugar del
viejo roble, y soy yo quien debe ocupar su cargo-
Y
así, uno por uno, todos se sentían en el derecho de presidir la reunión.
Muy
pronto comenzaron los pleitos, las quejas y los malos entendidos, la reunión en
vez de ser agradable, se había convertido en un campo de batalla, y tanto
peleaban que siempre terminaban disgustados y se olvidaron por completo de
alabar a Dios.
Así
pasaban los días y las noches y muchos de ellos decidieron no asistir más a la
reunión y poco a poco esta hermosa costumbre se perdió.
Dios
estaba muy triste porque extrañaba el cariño de la naturaleza, el canto de las
aves, el croar de los sapos, la dulce melodía de los animales y plantas al
juntarse con el canto de los mares, los ríos y el viento.
Entonces,
una noche muy oscura, una llama subió a lo alto de la meseta y llamando a todos
los elementos de la naturaleza les dijo:
-
Los pleitos y el afán de poder no nos ha conducido a nada bueno, creo que
debemos cantar todos juntos y luego, si me lo permiten, haremos una votación
para elegir un nuevo presidente.
Y
así, todos comenzaron a cantar alabando a Dios y sus corazones sintieron
nuevamente la fuerza del amor y la unión y cuando terminaron de cantar la llama
dijo:
-
Ahora quiero saber quiénes quisieran presidir la reunión-
La
mariposa, muy arrepentida dijo- yo causé todo este problema, creo que no
merezco ser la presidenta.
Entonces
la llama, preguntó a la tortuga- Y tú, tortuga, por ser la mayor de todos
¿quieres ser la presidenta?
-
No, no- contestó ella- en realidad yo soy muy vieja y estoy muy cansada, creo
que debería ser alguien más joven- contestó.
La
llama nuevamente tomó la palabra y se dirigió al joven roblecito:
-
¿Crees que tú deberías ser el presidente?
-
No, yo soy muy joven y no tengo experiencia- contestó
Entonces,
un monito que estaba muy atento a todo lo que sucedía, opinó diciendo:
-
Queridos amigos, ya que la llama ha sido quien nos ha hecho ver el gran error
que estábamos cometiendo, creo que es ella quien debe presidir de hoy en
adelante nuestras reuniones.
Entonces,
todos aplaudieron muy fuerte demostrando de esta manera su conformidad y desde
ese día la llama fue nombrada presidente y todo volvió a la normalidad y hasta
el día de hoy, si tú vas al campo, a la playa o a la montaña, en el silencio de
la noche podrás escuchar el dulce canto de la naturaleza alabando a Dios.
2.
¿Cómo era la vida antes que el roble desapareciera? ¿A qué crees que se debía
que la vida fuese así?
3.
¿Por qué los leñadores sembraron otro árbol?
4.
¿Crees que se tomó una sabia solución? ¿A quién hubieras escogido tú. Por qué?
Lectura: “La rana que no sabía croar”
Como
he dicho antes, sólo había vegetación y fauna. ¡Pues éstos eran sus habitantes!
Los árboles, las plantas, las flores, las abejas, tortugas... vivían en casas,
hablaban, hacían la compra y todo igual como nosotros.
Las
largas jirafas tenían una casa enorme. Y arriba del todo, más allá de las
nubes, se encontraba el tejado de sus casas. En el tejado había una pequeña
ventana por donde sacaban las cabezas y observaban todo su pequeño país. Las
aves les hacían visitas de vez en cuando. El resto de animales, preferían hablar
con las jirafas en el parque, puesto que en su casa, al estar tan alto todo
tenían que hablar a gritos y terminaban afónicos.
Los
delfines eran los más juguetones. Pero también los más irresponsables. No
tenían casas. Se pasaban todo el día paseando a lo largo del océano, visitando
a sus amigos los cangrejos, las sardinas, las grandes ballenas, etc. No se
preocupaban del trabajo. Lo único que les importaba a estos bellos ejemplares
era pasárselo bien. En juglería se oía durante toda la mañana, toda la tarde y
gran parte de la noche las risas incansables de los delfines.
Otros
habitantes especiales de este país, eran las ranitas. Y en una de éstas ranitas
se centra nuestra historia. No había muchas ranas en Juglería. Tan sólo una
familia: la familia Croac. La familia Croac estaba compuesta por Verdi Croac,
el padre; Rosi Croac, la madre; Stell Croac, la hermana mayor; Peli Croac, el
hermano mediano; y Lucy Croac, la pequeña. Era una familia muy bien vista en
aquél país. Tenían una gran casa, una buena posición económica, unos hijos que
sacaban grandes notas en las mejores escuelas, un verde esmeralda en sus pieles
que cegaban a cualquiera... Eran muy envidiados. Pero como en toda familia,
había algo que les inquietaba a todos, tanto a los miembros de ella como a los
curiosos vecinos: Lucy Croac, no sabía croar.
¿Cómo
no puede saber una ranita croar? Nadie lo comprendía. Se pasaba el día en
clases
para
aprender a croar, sus padres estaban todo el día ayudándole... Pero no había
forma. Lucy no croaba. Un día, Lucy fue a visitar a la vieja abuela Spell, la
mamá de su papá.
-
Lucy, querida... ¿Aún no sabes croar?
-
No, abuela. ¡Y de verdad que lo intento! Voy a clases, hago todo lo que me
dicen mis padres y mis hermanos... Pero nada, abuela.
-
Pero no entiendo por qué. Hace tiempo que ya deberías estar croando. Tienes ya
dos años y no has hecho el más mínimo ruido...
-
Lo sé abuela... Pero me pongo muy nerviosa cuando están con tanto interés. Y
con todos esos vecinos curiosos, que no paran de murmurar... Cuando creo que me
va a salir, me pongo nerviosa...
-
Hmm... Ya sé cual es el problema. Vamos a hacer una cosa. Te vas a quedar una
temporada en mi casa, que está bastante apartada de tu ciudad. Te vas a relajar
y vas a jugar aquí todo cuanto quieras. No te voy a obligar a que croes. El día
que tú creas que estás preparada, lo harás.
Y
así hicieron. La abuela habló con toda la familia y ellos consistieron la
marcha temporal de Lucy a casa de la abuela Spell.
Durante
el tiempo que estuvo en la casa de su abuela, ni se acordó que no sabía croar.
Jugó, saltó, disfrutó... Se olvidó de todo lo que le obsesionaba y agobiaba en
su vida con los padres.
Pero
el tiempo pasó y tuvo que regresar. Pero no le importó. Cuando llegó, saludó a
todos croando. Sus padres y sus hermanos estaban tan sorprendidos que no
pudieron reaccionar.
"¿Ves? No puedes agobiar tanto a una rana tan pequeña. Todo llega. Si no era su hora, pues no lo era y punto. Para la próxima vez, déjala libre. En mi casa ha jugado y ha disfrutado como una ranita pequeña, que en definitiva, es lo que es. Espero que esto les sirva de lección" Dijo la abuela.
1. ¿Dónde vivía la familia Croac?
2.
¿Cómo se llamaban sus integrantes?
3.
¿Cuál es el problema que preocupaba a la familia?
4. ¿Qué
miembro busco la manera de ayudar a Lucy Croac? y ¿Cómo la ayudó?
Miércoles 10-02-2021
Lectura: “Sabrina y el extraterrestre”
Sabrina es una niña muy charlatana que está
en quinto grado. Su mamá dice que Sabrina habla mucho porque es muy
inteligente. Su papá dice que Sabrina habla mucho porque se parece a la mamá.
Su abuelita dice que Sabrina habla mucho porque tiene muchas cosas para contar.
Y la maestra dice:
-¡Por
favor, Sabrina, para de hablar!
La
cuestión es que Sabrina es una niña muy conversadora, que no cierra la boca en
todo el día. Siempre está bla, bla, bla en la escuela y aunque se le gaste la
saliva, sigue bla, bla, bla, bla como si fuera una radio encendida.
Cuando
entra en un hospital, en una iglesia o en la habitación de su hermanito bebé,
habla muy bajito, pero igual, habla.
La
gente se cansa de escucharla y se va. La dejan sola. Pero Sabrina no se da por
enterada y sigue contando su historia sin fin.
Hasta
que un día le ocurrió algo increíble: ¡se encontró con un extraterrestre!
Los
hechos ocurrieron de la siguiente manera:
Sabrina
estaba de visita en la granja de sus abuelos. Ni bien llegó, lo primero que
hizo fue correr hacia el gallinero a saludar a los pollitos que habían nacido
el verano anterior y que se habían transformado en orgullosas gallinas y en
elegantes gallos de crestas rojas.
Al
escucharla, se refugiaron en sus nidos porque todavía les duraba el mareo de su
charla.
Pero
a Sabrina no le importó y fue corriendo hasta el chiquero de los cerditos.
Estos también habían crecido y ya eran unos reverendos chanchos.
Al
verla, les atacó una especie de depresión y perdieron el apetito.
Por
toda la granja se había corrido la voz de su llegada y los caballos habían
galopado hasta la pradera más lejana, y las vacas se escondieron en la arboleda
y las ovejas corrían balando desesperadas por las lomas.
-
¿Qué pasa en esta granja? ¿Nadie quiere ser mi amigo? -protestó Sabrina-
-
Un poco triste caminó hasta el arroyo para conversar con las ranas y los
grillos. En eso estaba, cuando de pronto escuchó un ruidito sorprendente:
-
¡Ñiqui, ñiqui, ñiqui, ñiqui!
Era
como si alguien pedaleara un triciclo. Pero ¿Quién podía andar en triciclo por
el campo?
Se
dio vuelta porque el sonido se detuvo justo detrás de ella.
Y
entonces, lo vio.
-
¡Ñiqui, ñiqui! - le dijo el extraterrestre.
Sabrina
se quedó muda por primera vez en su vida.
Era
un ser extraño, pero tan hermoso como un ángel.
Su
sonrisa amistosa y sus ojos mansos demostraban que era un extraterrestre feliz.
Se
sentó junto a ella y la tomó de la mano. Así estuvieron los dos largo rato,
inmóviles y silenciosos, escuchando los bellos sonidos de la naturaleza: el
agua cantarina del arroyo, el canto de los pájaros, el susurro de la brisa en
el trigal, el zumbido de los insectos.
Sabrina
escuchó todo con atención y se dio cuenta de que era la primera vez que oía tan
hermosa música. Y su asombro fue enorme, y su felicidad, también.
Cuando
se despidieron, ya estaba atardeciendo. El extraterrestre le prometió volver
algún día y Sabrina le agradeció la enseñanza valiosa que había recibido. Porque
entendió que saber escuchar suele ser tan maravilloso como saber hablar.
1. ¿Cómo crees que es la vida en el campo?
2. ¿Por
qué crees que la mayoría de las personas eligen el campo como lugar de
descanso?
3. ¿Qué
le enseñó el extraterrestre a Sabrina?
4.
¿Cómo te imaginas que es Sabrina? Descríbela físicamente.
Lectura: “Un remedio para la codicia”
En el ser humano a veces se despierta un
apetito desordenado de riquezas; se desea lo material con unas ansias que lleva
a la enfermedad del alma. Ésta se llama codicia.
Si
este afán desordenado de poseer y adquirir riquezas es para atesorarlas, ya se
convierte en avaricia.
Que
se debe luchar, por mejorar las condiciones de vida, es importante en una
persona. Pero cuando ello sobrepasa lo normal y ya no se respeta los derechos
de los demás, entonces se convierte en un mal y esa persona ya no puede vivir
en paz.
Un
cristiano mezquino escuchaba un sermón sobre el tema de la libertad. Estaba
casi sordo y acostumbraba sentarse en el primer asiento, justamente frente al
púlpito.
El
sermón lo conmovió bastante. En un momento se dijo:
-
Voy a dar diez bolívares.
Y
después dijo:
-
Voy a dar quince bolívares.
Al
final de la disertación, se sintió muy conmovido y pensó que daría:
-
Cincuenta bolívares.
Entonces
comenzaron a pasar las bolsas para recoger las ofrendas. A medida de que se
acercaban a su asiento, la generosidad se iba disipando. De cincuenta bajó a
veinte; de veinte a diez; de diez a cinco; de cinco a cero.
Terminó
por resolver que no daría nada.
-
No obstante - se decía - esto no sirve, me estoy portando mal. Esta avaricia me
va arruinar para la eternidad.
Las
personas encargadas de las ofrendas se acercaban cada vez más. ¡Se encontraba
frente a una decisión que no podía eludir!
-
¿Qué hago? - La bolsa estaba casi debajo de su misma barba y toda la
congregación lo estaba mirando. Él había quedado con la billetera en la mano
durante todo este monólogo en voz baja, que fue en parte audible, aunque por su
sordera, él no se daba cuenta de que le oían.
En
la angustia del último momento, tomó su billetera y la depositó entera dentro
de la bolsa, diciendo mientras lo hacía:
-
¡Ahora retuércete con dolor, naturaleza vieja!
Aquí está la llave al problema de la codicia:
La naturaleza vieja tiene que desaparecer.
1. ¿Quién es el personaje principal de la lectura?
2. ¿Por
qué crees que es el personaje principal?
3. ¿Cuál
debe ser la actitud de un cristiano en el momento de la ofrenda?
4. ¿Qué
harías para derrotar a la codicia o la avaricia en las personas?
Viernes 05-02-2021
Lectura. “Zapatitos
nuevos”
Cuando me los puse, el olorcito a cuero
nuevo y el color marrón brillante, endulzaron mis primeras tristezas y salí a
exhibirlos, desperdigando alegrías; luego, con dos amiguitos, fuimos a bañarnos
en la quebrada que corría cerca del pueblo. Con amoroso cuidado los coloqué sobre
unos palos y nos metimos al agua para darnos un refrescante chapuzón.
Después de que salimos, los busqué y, al no
hallarlos, muchas lágrimas empañaron mis ojos y recordé a mi mamá juntando
dinero semana tras semana para comprármelos. Con las primeras estrellas que brillaron
misteriosamente en el crepúsculo, temeroso llegué a casa. Ella, mi pobre madre,
me juntó a su pecho, miró con gran tristeza mis pies descalzos y un profundo
suspiró rasgó sus penas. No dormí en toda la noche, pero con el primer rayo de
luz, caminé hasta la quebrada y la recorrí cuesta abajo buscándolos. Cada
hojarasca sobre la arena dibujaba en mis retinas el color marrón de mis
zapatos, corría alegre y no era más que la ilusión jugando con mis ansias; de
pronto, observé entre unas florecillas a una ranita que saltaba en un mismo
lugar, grupos de mariposas revoloteaban alrededor, al acercarme, me di cuenta
de que estaba enredada en los pasadores de mi perdido calzado, con inmensa
alegría la salvé del aprieto, suelta la ranita, croaba su libertad y a saltos
fue a esconderse debajo de una hoja grande. Luego me ocupé de sacar los zapatos
y cuando los tuve en mis manos, como si fueran personitas los acariciaba, un
canto de ilusiones me sacudió el cuerpo entero. Mi madre, al verme con ellos,
me cargó dándome besos con su ternura inmensa, y yo, el niño que soñaba bajando
estrellas para que el mundo se haga bueno, le dije: ¡Mamita, quisiera ser
grande, colocar una escalera bien larga, hasta alcanzar el cielo, para bajarme
el lucero más brillante y ponerlo junto a tu corazón hermoso para que nunca se
apague!. Me volvió a besar y me quedé dormido en sus brazos.
1. ¿Por qué la madre le compró zapatos nuevos a su hijo?
2. ¿Qué
sintió el niño al recibir los zapatos?
3. ¿Qué
valores destacaron en el personaje del relato?
4.
¿Cómo deberían tratar los padres a los niños que cometen un error?
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